El Bestiario…“El prófugo de la 4T en Tlaxcala. ¿Dónde anda?”

Mientras Tlaxcala presume ser “la entidad más segura de México”, su exdirector del Cereso, Juan Antonio Martínez Guerrero, lleva semanas convertido en un fantasma con amparo, cargando en la espalda la reputación del gobierno de la Cuarta Transformación local de Lorena Cuéllar.

En agosto, el entonces funcionario fue destituido tras denuncias graves: extorsión, amenazas y hasta la insólita acusación de obligar a internos a salir a delinquir. Sí, así como se lee: un director de penal presuntamente mandando a reos a asaltar gasolineras. Tlaxcala, tierra donde hasta la reinserción social tiene outsourcing.

Las autoridades anunciaron investigaciones, comunicados, posturas institucionales… pero nada de resultados. Se dijo que “compareció voluntariamente”, aunque después se supo que ni eso: pidió un amparo y se esfumó. Hoy, el exfuncionario goza del mismo privilegio que los delincuentes a los que debía vigilar: libertad bajo sospecha.

Y esto viene a colación porque el último informe del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública presume una baja en robos, homicidios y feminicidios. Tlaxcala, según el papel, sigue en el lugar 32 en incidencia delictiva: el más bajo del país.

Pero el mismo reporte advierte aumentos escandalosos: Extorsión con aumento de más de mil 100 por ciento, pues pasó de uno a 12 casos; el secuestro con el mas del 42.8 por ciento con 12 casos, Violencia familiar: +105 %

¿Cómo se presume seguridad cuando los delitos que tocan directamente a las personas crecen como hongos? ¿De qué sirve un penal con menos reos si algunos terminan convertidos en sicarios de escritorio?

Mientras el discurso oficial habla de “coordinación interinstitucional” y “trabajo preventivo”, el exdirector del Cereso demuestra que la impunidad también tiene uniforme y gafete oficial. Lo más absurdo es que su caso no figura entre las prioridades del discurso público; la narrativa de “Tlaxcala segura” necesita resultados, no escándalos.

Martínez Guerrero podría estar en cualquier lado, quizá todavía en Tlaxcala, protegido por las mismas redes que tejió cuando debía administrar justicia.

El Cereso de Tlaxcala es, por ley, un “Centro de Reinserción Social”.

Pero después de este episodio, parece más bien un centro de reciclaje político, donde los que caen por corrupción salen lavados y con contactos.

El exdirector no está prófugo… solo en pausa administrativa, como dicen los que saben.

Y mientras tanto, Tlaxcala sigue siendo «oficialmente» el estado más seguro del país.

Y Martínez Guerrero solo se ríe desde algún rincón del estado… o del país de esta narrativa.

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LA CAMINERA….El doble discurso del Vocero de la gober…El reciente caso del titular de la Casa de Artesanías exhibe, una vez más, la contradicción entre el discurso moral y la práctica política del actual gobierno.

Tras la difusión del video donde el funcionario aparece en estado inconveniente, el vocero Antonio Martínez Velázquez pidió una “reflexión ética” y cuestionó el “morbo digital”.

Pero su llamado suena vacío cuando se evita hablar del verdadero problema: la conducta y la falta de control institucional.

Mientras el gobierno intenta convertir el episodio en un debate sobre la privacidad y la empatía, la ciudadanía se pregunta por los criterios de selección de los funcionarios.
Si, como se sugiere, el implicado enfrenta una enfermedad, la pregunta es inevitable: ¿quién evalúa la idoneidad de quienes ocupan cargos públicos? ¿Dónde queda la responsabilidad política de quien los nombra?

La ética no se defiende con discursos ni se decreta en redes sociales.

Se demuestra con coherencia y decisiones firmes.

Y cuando el gobierno elige callar o justificar, la “reflexión colectiva” se convierte en encubrimiento colectivo.

En Tlaxcala, el episodio no solo deja en evidencia a un funcionario, sino a un sistema que prefiere suavizar el escándalo antes que corregir el error.

Así, mientras se presume transparencia, la ética se negocia, y la salud del poder se debilita entre justificaciones y silencios cómplices.

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AHORA SÍ, LA ÚLTIMA Y NOS VAMOS...Los epitafios de las taparroscas…A propósito del Día de Muertos, ha tomado fuerza la versión del panteón persona del grupo que gobierna Tlaxcala con las taparroscas de la gobernadora Lorena Cuéllar para posicionar a sus propios aspirantes rumbo a 2027 y cerrarle el camino a su adversaria la senadora Ana Lilia Rivera,quien  pese a que se ha estancado en algunas encuestas, no la logran bajar del número uno en las preferencias electorales.

El problema no es la sucesión, sino el intento de manipularla para esconder los pecados del presente. Y en Tlaxcala, donde los muertos políticos caminan antes de tiempo, el epitafio parece escrito “Aquí yace un gobierno que quiso controlarlo todo y terminó cavando su propia fosa.” Al tiempo.