En Tlaxcala, la conversación digital del 4 al 10 de agosto dejó un mensaje tan claro como incómodo: la inseguridad sigue siendo el talón de Aquiles del gobierno estatal. El 22.82% de las menciones en redes —con un demoledor 90% de percepción negativa— giraron en torno a violencia, robos y un sistema penitenciario que huele más a fuga de control que a reinserción social.

Si el horno no está para bollos, y luego que la percepción de inseguridad no baja, ahora un reo viene a poner a prueba al gobierno de Lorena Cuéllar en el sistema penitenciario.

Tlaxcala atraviesa un momento de tensión y preocupación por la inseguridad, por lo que cualquier error, descuido o respuesta tibia de la autoridad puede ser todavía más costoso en términos políticos y de percepción ciudadana.

El caso más mediático, y quizás el más incómodo para el oficialismo, es el de Ventura “N.”, un interno que desde el Cereso de Apizaco se atrevió a encender la mecha con un video en redes. En él, denuncia cobros ilegales para conservar su trabajo, amenazas veladas, encargos de homicidios, supuestas salidas de reclusos para cometer delitos y hasta un incendio como advertencia a su familia. Todo, por ahora, en el terreno de lo “presunto”. Pero aquí la clave no es si es verdad o mentira, sino que en la opinión pública ya se instaló la duda… y la narrativa es letal.

El gobierno estatal, vía Secretaría de Seguridad Ciudadana, reaccionó con el manual en mano: abrir investigaciones, garantizar derechos humanos, aplicar medidas de vigilancia especial y coordinarse con Fiscalía y CEDH. Correcto en lo institucional, pero insuficiente en lo político. Porque mientras el boletín oficial corre a velocidad burocrática, la indignación digital se propaga en segundos. Y cuando la percepción de inseguridad se ancla, no hay comunicado que la levante.

La CEDH también entró al quite, abriendo expediente, entrevistando a la familia, emitiendo medidas cautelares y recordando que las autoridades penitenciarias tienen la obligación de proteger al denunciante. Bien, pero el daño mediático ya está hecho: lo que para la autoridad es un caso en investigación, para el ciudadano es otro capítulo más en la saga de un sistema penitenciario donde —se dice— los barrotes no siempre separan al crimen de la autoridad.

En política, el silencio no es neutralidad: es un vacío que se llena con sospechas. Y mientras el horno no está para bollos, los episodios de violencia, reales o amplificados, seguirán siendo combustible para una percepción de inseguridad que no baja… y que, a estas alturas, ya se siente como una marca registrada.

Esto ya no es un simple episodio mediático: es una crisis que exige respuestas contundentes, no comunicados. Respuestas que se traduzcan en acciones visibles, resultados verificables y un golpe de timón real en la estrategia de seguridad. Porque si algo ha demostrado la conversación digital es que la ciudadanía ya no compra discursos… y mucho menos cuando la realidad los desmiente todos los días.

Las respuestas no pueden tardar mucho, y esas deben poner a funcionarios bajo la lupa. ¿Qué hace un secretario de Gobierno? ¿Qué hace un secretario de Seguridad?

La política del equipo de la gobernadora es reactiva, como siempre, pues el video de denuncia pública ya circulaba desde hace días y en el gabinete esperaron a que les explotara la bomba.

A ver si esta administración lorenista no tiene su propio VenturaGate.

Y vienen más audios donde se habla del terrorismo laboral al interior de los Ceresos en Tlaxcala.

Por lo pronto, trascendió que fue suspendido temporalmente del cargo de director de Centros de Reinserción Social (Ceresos) del estado, Juan Antonio Martínez Guerrero, pero no hay información oficial, aunque parece que el hilo de la madeja es largo. Al tiempo.

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LA CAMINERAVaya que fue temeraria la Senadora de Morena Ana Lilia Rivera. En una entrevista con La Bestia Política, dejó escapar un mensaje que medios nacionales interpretaron como un coscorrón directo a Andy López Beltrán, hijo del expresidente López Obrador: “el poder es humildad”. El comentario surgió al ser cuestionada sobre los viajes lujosos a Tokio que el también Secretario de Organización de Morena realizó junto a un diputado de su partido, con compras en boutiques impagables para la mayoría de los mexicanos.

Rivera, quien evitó pronunciarse sobre los audios que exhiben presunto proselitismo electoral de Homero Meneses con recursos públicos, terminó enviando una indirecta que retumbó más allá de Tlaxcala. Y es que pelearse —aunque sea con elegancia— con el hijo de quien todavía conserva mucho poder, no parece el movimiento más recomendable para alguien que aspira a la candidatura a la gubernatura en Morena.

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AHORA SÍ, LA ÚLTIMA Y NOS VAMOS…Vaya que el escándalo de Homero Meneses, con todo y su branding electoral, quedó sepultado por la crisis del reo Ventura. El Secretario de Educación, que hace unos días acaparaba reflectores con audios filtrados y estrategias de posicionamiento, ahora tendrá que ser mucho más creativo para volver a captar la atención y remontar en las encuestas.

Hay quienes dicen que sería capaz de invitar a a todo Tlaxcala a su fiesta de cumpleaños en Contla, o quizá deba pensar en algo todavía más llamativo, porque en la conversación digital la inseguridad ya le robó el escenario. Y en política, el que pierde foco… pierde puntos.