Lorena Cuéllar ha hecho evidente que la comunicación es su talón de aquiles, y muestra de eso es que, ya lleva cuatro voceros y parece que no hay rumbo debido a que quiere controlar todo y no deja que la oficina de prensa haga su trabajo.
El estilo de la morenista es complicado y el control absoluto que pretende sobre como informar, la llevará nuevamente a otra decepción. Ya se ha dicho en muchas ocasiones que el problema es de la que manda, no el que obedece órdenes. Y si es del portavoz. Pues estamos jodidos todos.
Que le digan que hay manuales básicos de una oficina de prensa, la cual no es solo un espacio para redactar largos boletines, sino que sirve para construir, proteger y proyectar la imagen pública. Diseña respuestas rápidas y coherentes para evitar que la narrativa se les escape de las manos, como esa del estado más seguro del país, que pese a las cifras oficiales del descenso de delitos, la gente en las calles percibe otra realidad. Critica con todo sus comunicados y las entrevistas.
Se vigila lo que se dice en medios, redes y espacios públicos, y a través de las escuchas digitales detecta tendencias, amenazas reputacionales y oportunidades de posicionamiento. Informa a los líderes sobre el clima mediático y asesora en decisiones comunicacionales. Articula mensajes entre distintas áreas para evitar contradicciones o vacíos, como el caso de los seis dedos de los héroes de la Independencia, que se convirtió en burla nacional, y el responsable que fue el Secretario de Turismo, Fabricio Mena, escondido en su oficina.
El área bien dirigida no solo responde, anticipa. No solo informa, influye. Y no solo maquilla, construye poder simbólico. Si se usa como simple vocería y solo un peón de la mandataria en turno, se desperdicia su potencial estratégico.
Los funcionarios arrogantes del gabinete hacen lo que quieren y no siguen instrucciones, pues solo generan conflictos.
Y para muestra, la nueva titular del Bienestar Animal que pretende que los trabajadores que apenas ganan 10 mil pesos mensuales, laboren de lunes a domingos, lo que genera antipatía al slogan de la «Nueva Historia», que sonaba poderosa y fuerte, se diluyó y de plano la han convertido en una «Triste Historia».
La gobernadora no tiene aliados comunicativos, sino más bien parecen sus enemigos.
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LA CAMINERA….Oportunidades desperdiciadas... Cuando tienes a una administración que se dice cercana a la gente, no solo utilizas a las redes sociales de la gobernadora para mandar felicitaciones de cumpleaños, sino para acompañar a las víctimas.
Mientras Cuéllar Cisneros, utilizó sus redes sociales para felicitar por su cumpleaños a Fernando Landeros Verdugo, presidente de Fundación Teletón, en Chiautempan aún se respira la indignación y la tristeza por el homicidio de un menor de 15 años, privado de la vida brutalmente.
Hasta ahora, nadie, y ni la mandataria ha emitido algun pronunciamiento público, ni una esquela oficial para la familia de la víctima, lo que ha generado cuestionamientos sobre la sensibilidad y prioridades del gobierno estatal en momentos de crisis social.
¿Dónde queda la empatía hacia las familias que enfrentan la violencia?
¿Qué peso tienen las víctimas locales en la narrativa oficial?
El silencio oficial, combinado con la frivolidad de las felicitaciones públicas, alimenta la percepción de un gobierno más preocupado por las formas políticas que por acompañar a su propia gente en la tragedia.
Si el sentido común fuera parte de este gobierno, a alguien se le hubiera ocurrido emitir un mensaje desde la cuenta oficial de la gobernadora e informar qué es lo que está haciendo el gobierno al respecto para esclarecer el caso, aunque no fuera la FGJ.
Y no solo eso, puedes instalar una mesa de en coordinación con SEP, y SSC para generar un plan o protocolo de seguridad escolar o incluso si la indagatoria da bullying, crear un plan de atención psicológica y de seguridad para jóvenes que sufren de acoso.
Todo comunica.
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AHORA SÍ, LA ÚLTIMA Y NOS VAMOS… Seis dedos, una vergüenza nacional… Los protocolos de comunicación establecen que toda la publicidad pasa por la oficina central de comunicación social, y no por el despacho del Secretario de Turismo, cuñado de la gobernadora.
En Tlaxcala, bastó una mano con seis dedos para derrumbar la narrativa oficial de “orgullo patrio” que el gobierno intentó presumir en las fiestas de septiembre. Lo que debía ser un homenaje monumental a la Independencia terminó como una exposición involuntaria de errores grotescos: héroes de la patria con anatomías deformadas, águilas calvas al estilo de Estados Unidos sustituyendo al símbolo nacional, banderas equivocadas y rostros que parecían sacados de un catálogo de telenovela.
Los murales generados con inteligencia artificial —colocados nada menos que en Palacio de Gobierno y el Congreso local— se convirtieron en tendencia nacional, no por despertar identidad ni memoria histórica, sino por provocar burla, indignación y vergüenza.
El llamado reciente de la Coordinación de Comunicación para que todo diseño pase por su “revisión y validación”, limitando el uso de IA, llega tarde para Fabricio Mena.
La imagen del héroe con seis dedos no es un accidente gráfico: es la metáfora perfecta de un gobierno que deforma la historia tanto como los símbolos que presume defender. Una administración que contrata a empresas cercanas, que organiza espectáculos con el sello familiar, y que convierte el arte público en un negocio privado, algo así como un circo Atayde.