El pasado 3 de octubre de 2024, la política tlaxcalteca vivió uno de esos momentos que, sin grandes palabras ni gestos, lo dice todo. La entrega de la presea Tlaxcala a Beatriz Paredes Rangel en el Teatro Xicohténcatl fue el escenario de un encuentro tan incómodo como revelador: Anabell Ávalos, senadora priísta, y Marco Mena, exgobernador y ahora funcionario de la 4T, se vieron cara a cara por primera vez desde la debacle del PRI en 2021. Y lo que ocurrió entre ellos fue más un recordatorio de lo que aún no se ha dicho, que de lo que se podría decir.

La escena fue breve, pero intensa: un saludo fugaz, una sonrisa apenas visible de Anabell y un parpadeo nervioso de Mena, acompañado de tres movimientos de cabeza. No hubo más. Ni palabras, ni abrazos, ni el apretón de manos que uno podría esperar entre viejos aliados. Y es que ese saludo fue el eco de una traición que sigue latente en el PRI tlaxcalteca.

La historia es bien conocida. En 2021, mientras Anabell Ávalos luchaba por la gubernatura bajo la bandera de la coalición PRI-PAN-PRD-PAC-PS, Marco Mena, entonces gobernador priísta, optó por el silencio. Y luego, vino lo que muchos priistas consideraron la estocada final. A las 12:40 del 7 de junio, antes que el propio árbitro electoral, Mena felicitó públicamente a la morenista Lorena Cuéllar, reconocienndo su triunfo en las elecciones. Un twit que, más que felicitación, fue visto como un puñal en la espalda por el priísmo local. La ruptura se había consumado.

Anabell Ávalos, quien en su momento guardó silencio ante lo ocurrido, en 2023 ante los micrófonos de la  Bestia Política, señaló abiertamente a Mena como traidor. “Es muy claro y sabido por todos, claro que sí, Marco Mena traicionó al PRI”, dijo sin tapujos. Desde entonces, la herida ha quedado abierta, y los ecos de esa traición resuenan aún entre las filas del tricolor.

Y ahora, en este 2024, el reencuentro de estos dos personajes se da en un evento del gobierno morenista, con un PRI que se desvanece en las sombras del poder local. La traición no solo quedó sellada con aquel twit de felicitación, sino que se ha consolidado con el silencio y las evasivas de Marco Mena, quien ha sabido acomodarse cómodamente en el gabinete de la 4T, mientras el PRI, el partido que lo encumbró en el poder, se desmorona en Tlaxcala.

Pero, ¿qué significa realmente esta traición? ¿Es sólo la historia de dos políticos enfrentados, o refleja algo más profundo? La descomposición del PRI en Tlaxcala no es un fenómeno aislado, es el resultado de una política de alianzas y traiciones que ha dejado al partido herido de muerte. Mena, el último gobernador priísta, ha sido acusado de entregar la plaza a Morena, y su silencio ante esas acusaciones solo refuerza esa percepción.

En este juego de silencios, la política tlaxcalteca se enfrenta a una verdad incómoda: las traiciones no se olvidan. Y aunque Marco Mena haya evadido responder, su silencio es la respuesta más clara. La cámara que los siguió alejándose en el horizonte del Teatro Xicohténcatl capturó algo más que dos políticos que ya no se hablan: capturó el eco de un PRI fragmentado, una herida que sigue abierta, y una sombra de traición que se cierne sobre la política local.

¿Conoceremos alguna vez la versión de Marco Mena? Quizá. Pero, en la política, los silencios suelen hablar más fuerte que las palabras. Y en Tlaxcala, ese silencio es el ruido que resuena en el corazón del PRI.

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LA CAMINERA… Incómodo. La entrega de la presea Tlaxcala a Beatriz Paredes Rangel, organizada por el gobierno capitalino de la 4T en el Teatro Xicohténcatl, tuvo un giro inesperado. Aunque era un acto de la Cuarta Transformación, la presencia de la matriarca del PRI, Beatriz Paredes, atrajo a muchos priístas, incluida la senadora Anabell Ávalos, quien, para sorpresa de todos, se acomodó en primera fila.

El evento, que debía destacar a la 4T, parecía más una reunión priísta. Los aplausos retumbaban cuando Paredes tomaba la palabra, pero se silenciaban cuando las autoridades morenistas eran presentadas.

En otro desatino de protocolo, la diputada Madai Pérez Carrillo, que tenía asignado un lugar más atrás, se coló en primera fila, ocupando el asiento del exgobernador perredista Alfonso Sánchez Anaya, quien observó el evento desde un palco. Nadie le recordó a la exmaratonista que los manuales de protocolo no son opcionales. ¡No cabe duda que no es lo mismo ser tropa que avanzada!

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AHORA SÍ, LA ÚLTIMA Y NOS VAMOS... La narrativa rota de la seguridad en Tlaxcala..No hay duda de que la narrativa de la 4T en Tlaxcala sobre ser el estado más seguro del país se tambalea cada vez más, como un viejo revólver con las muescas de cada víctima en sus duelos. Hoy, las marcas de la violencia se acumulan, dejando un rastro que el gobierno estatal y municipal no pueden ignorar.

El pasado sábado, en la Sección Tercera de Tenancingo, dos hombres fueron asesinados a balazos en lo que parece ser un ajuste de cuentas. Los vecinos escucharon al menos diez detonaciones; los atacantes, a bordo de una camioneta Voyager verde, huyeron sin dejar rastro. La víctima, de 59 años, había llegado a supervisar su obra en construcción, situada a solo una cuadra del C2 y la UBR, un lugar que irónicamente debía ser seguro. Fue asesinado al igual que su trabajador, Miguel N., quien se disponía a retirarse.

Sin embargo, parece que en Tlaxcala, los fines de semana también son días de descanso para la comunicación oficial, ya que la FGJ no ha emitido ni un comunicado al respecto. La violencia sigue su curso, mientras la respuesta institucional parece ausente. ¡Todo comunica y los silencios hablan más fuerte!