¿Qué tan importante es el pulso de las encuestas para una gobernadora que se acerca al final de su sexenio? En Tlaxcala, la respuesta parece ser: vital… o al menos, políticamente útil.

Lorena Cuéllar Cisneros, gobernadora morenista que llegó al poder con la promesa de una transformación profunda, y la más votada en las últimas elecciones, con un slogan que prometía mucho, como «La Nueva Historia, hoy se encuentra atrapada entre dos realidades: la que reflejan algunas encuestas que la colocan en el fondo del ranking nacional, y las otras, donde mágicamente se instala entre los primeros lugares de popularidad.

De acuerdo con Demoscopia Digital (julio 2025), Cuéllar ocupa el lugar 28 entre 32, con una aprobación de apenas 42.8%. C&E Research le da el lugar 26 con un 40%. Traducido: sólo 4 de cada 10 tlaxcaltecas aprueban su gestión.

Sin embargo, en un giro casi cinematográfico, Arias Consultores y Consulta Mitofsky la ubican en el codiciado Top 10. ¿Qué cambió entre unas encuestas y otras? ¿Mejoraron los hospitales? ¿Se llenaron las calles de patrullas? ¿La economía local dio un salto espectacular?

Nada de eso ha ocurrido. Lo que sí ha mejorado, al parecer, es la percepción… pero en el papel. Según Arias, la mandataria subió del lugar 31 en febrero al 7 en mayo, con una aprobación de 36%. ¿Qué provocó ese ascenso de 24 posiciones en tres meses? Nadie lo sabe. La casa encuestadora no ofrece evidencia clara del fenómeno. Lo que sí queda claro es que, cuando se trata de rankings políticos, todo puede depender de quién paga, quién pregunta y cómo se formula la pregunta.

Más aún, Arias otorga a Cuéllar el primer lugar nacional en “credibilidad” con 58% —una cifra que no se sostiene frente a la realidad de los constantes señalamientos en redes sociales, particularmente sobre su manejo de la seguridad y del sistema de salud.

Otro “milagro estadístico” es que, según esa misma medición, la gobernadora lidera en “relación con la presidenta” con 62.6%. Es decir, los tlaxcaltecas no ven una administración eficiente, pero sí una gobernadora bien alineada con Claudia Sheinbaum. ¿Será ese el verdadero mensaje?

Lo más preocupante no es que Cuéllar se promueva con encuestas favorables —eso es parte del juego político— sino que use estas percepciones como cortina de humo para evadir los temas que verdaderamente importan: inseguridad creciente en zonas urbanas, opacidad en el gasto público, centralización de medios de comunicación y la desconexión con los municipios.

Si las encuestas son el nuevo termómetro del éxito político, entonces lo que se mide ya no es el bienestar de la ciudadanía, sino la habilidad del gobierno para maquillar su gestión con cifras amables y relatos favorables.

Porque al final, la gobernadora puede aparecer en el séptimo lugar del ranking… pero eso no significa que Tlaxcala esté en el séptimo cielo.

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LA CAMINERA...Los retos…Si Lorena Cuéllar quiere cerrar su sexenio con dignidad —y no sólo con buenos números en encuestas convenientes— tendrá que hacer mucho más que presumir rankings.  Atender la inseguridad con acciones, no solo declaraciones. Ayer en la presentación de la feria de Tlaxcala en la ciudad de México cuando se le pregunta el tema de seguridad evidenció su molestia y la incomodidad con el tema.
Aunque Tlaxcala en el discurso y los números oficiales no aparece en los estados con mayor percepción de violencia, la ciudadanía vive con miedo, especialmente en zonas urbanas y rurales donde los delitos del fuero común van al alza. Cuéllar deberá dejar de minimizar los hechos y presentar resultados reales en materia de prevención, patrullajes y justicia local.
Con más de 182 millones de pesos gastados en publicidad oficial, el gobierno ha invertido más en su imagen que en resolver los problemas de fondo. Será necesario que explique a quiénes se asignaron esos recursos, con qué criterios y qué beneficios concretos tuvo Tlaxcala con ese derroche.

Los centros de salud siguen con carencias básicas, desabasto de medicamentos y personal insuficiente. En lugar de inaugurar obras con corte de listón para la foto, Cuéllar deberá mostrar una red de atención funcional, eficiente y humana, antes de que termine su mandato.

Su cercanía con Claudia Sheinbaum y su protagonismo en el aparato de Morena han generado sospechas de que ya no gobierna Tlaxcala, sino que opera políticamente para 2027. Si quiere legitimidad real, debe recuperar el vínculo con la ciudadanía, no con las dirigencias partidistas.

La gobernadora debe entender que la baja aprobación no es culpa de los medios, de la oposición o de las “campañas negras”. El descontento es real y negarlo solo la aísla más. La mejor respuesta no son las encuestas a modo, sino las decisiones firmes, visibles y efectivas.

En resumen, Lorena Cuéllar debe pasar de encuestas a modo, al trabajo real. Puede estar en el lugar 7 de Arias, pero si en el corazón de Tlaxcala está en el lugar 30, el juicio final no vendrá de las encuestadoras… sino de la historia.

Ya hizo muchos cambios. Lleva cuatro voceros, es tiempo que escuche a su equipo y se deje ayudar.

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AHORA SÍ, LA ÚLTIMA Y NOS VAMOS…Mensajes entre líneas…¿A quién va dirigido realmente el mensaje de Ana Lilia Rivera en Tlaxcala? Aunque su discurso habla de ideales, revolución de conciencias y la necesidad de evitar que el pueblo se desilusione del Movimiento, sus palabras parecen tener un destinatario muy claro: los gobiernos de Morena que ya decepcionaron. La senadora no menciona nombres, pero en Tlaxcala todos entienden la indirecta.

Su llamado a que el poder no sea ejercido por quienes “mudan de partido para buscar intereses particulares” y a que “lo viejo no termina de morir”, suena más a advertencia interna que a mensaje al electorado. En otras palabras, Ana Lilia no está solo haciendo autocrítica: está marcando distancia. ¿Mensaje preventivo o ruptura en puerta en Tlaxcala?